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Pero hay algo que deseo recordarles: Cristo es la cabeza de todo hombre, mientras que el hombre es cabeza de la mujer y Dios es la cabeza de Cristo.

Por eso, si un hombre no se descubre la cabeza mientras ora o predica, deshonra a Cristo. Y si una mujer ora o profetiza en público sin cubrirse la cabeza, deshonra al esposo. Es como si estuviera rasurada por completo.

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